Entre la supremacía estadounidense, la libertad empresarial y los peligros que pasan desapercibidos
La era digital no espera — y bajo la administración de Donald J. Trump, la inteligencia artificial ha dejado de ser un mero avance técnico para convertirse en una pieza clave del poder nacional, económico y corporativo.
Pero con tanta aceleración, también emergen dudas: ¿quién controla la IA? ¿Para qué fines? Y, sobre todo, ¿qué papel juegan las grandes empresas en este nuevo tablero?
La estrategia Trump: supremacía, exportación y desregulación
En 2025, Trump firmó varias órdenes ejecutivas y fact-sheets que delinean su visión de la IA como una batalla global por el liderazgo tecnológico de Estados Unidos:
- El 23 de enero de 2025 firmó la orden ejecutiva “Removing Barriers to American Leadership in Artificial Intelligence” (EO 14179) que revoca políticas anteriores que, según la Casa Blanca, frenaban la innovación.
- En julio de 2025 se aprobó la “Fact Sheet: Promoting the Export of American AI Technologies” que impulsa la exportación de paquetes completos de IA (hardware, software, datos) a aliados, y afirma que EE. UU. debe liderar el modelo de normas globales.
- En abril de 2025 firmó otra orden para “Advance AI Education for American Youth”, orientada a formar a la próxima generación en IA.
Estos documentos muestran tres pilares de la política de Trump sobre IA:
- Acelerar la innovación y reducir barreras para la empresa privada.
- Construir infraestructura (centros de datos, chips, modelos) en EE. UU. para mantener ventaja sobre China.
- Expandir la influencia tecnológica de EE. UU. mediante exportación de tecnología IA a países amigos para “difundir el modelo estadounidense”.
Grandes empresas tecnológicas: aliados, beneficiarias… y protagonistas
Bajo esta estrategia, varias empresas tecnológicas se convierten en piezas centrales:
- OpenAI, Oracle Corporation y SoftBank Group formaron la llamada iniciativa “Stargate”, anunciada en enero de 2025, con una inversión de hasta 500 000 millones US$ para infraestructura de IA en EE. UU.
- La política de Trump de desregulación y fomento empresarial permite que gigantes como NVIDIA Corporation, Microsoft Corporation o Apple operen con menos barreras en el desarrollo de modelos y hardware de IA.
Este enlace entre gobierno y empresas genera una coacción de “innovación rápida” pero también plantea riesgos para la competencia, supervisión y equidad.

Reacción pública y controversias que surgen
La estrategia de Trump ha generado debate intenso:
- Críticos advierten que la reducción de controles deja la IA sin freno suficiente, lo que puede llevar a efectos no deseados: sesgos, monopolios tecnológicos o impactos laborales.
- El diario Deutsche Welle señaló que el enfoque estadounidense con Trump —menos regulación, más velocidad— contrasta fuertemente con la aproximación europea de “seguridad primero”.
- En septiembre de 2025, un asesor de Trump afirmó que no aceptarán que el estado de California imponga regulaciones de IA porque “no queremos que California marque las reglas para todo el país”.
Estas controversias alimentan la incertidumbre: padres, trabajadores, empresas medianas y reguladores se preguntan qué consecuencias traerá esta carrera desenfrenada por la IA.
¿Dónde está el riesgo para la economía, las empresas y la sociedad?
- Concentración de poder: Si unas pocas compañías tecnológicas dominan el hardware, los modelos y la infraestructura de IA, podrían establecer barreras casi insalvables para nuevos actores.
- Regulación reducida = mayor fragilidad: Con controles mínimos, errores o abusos podrían escalar rápidamente. Un fallo en un modelo de IA podría tener efectos masivos.
- Carrera global vs ética: La prioridad por vencer a China u otros competidores podría dejar de lado debates sobre privacidad, sesgos o impacto social, lo cual genera tensión entre innovación y responsabilidad.
- Infraestructura energética & medioambiental: Con la construcción masiva de centros de datos y la liberalización de permisos, surgen preocupaciones sobre consumo energético, emisiones y sostenibilidad.
- ** impacto en empresas medianas y startups**: Mientras los gigantes aliados al gobierno crecen, empresas más pequeñas podrían quedar fuera del “club de innovación”, reforzando una brecha digital interna.
¿Y qué oportunidades se abren?
No todo es peligro. Esta política también abre puertas:
- Empresas tecnológicas que se alineen con la estrategia pueden beneficiarse de contratos, subvenciones y acuerdos de exportación.
- Países aliados que acepten tecnología estadounidense podrían obtener ventajas competitivas en IA.
- Para el público y los jóvenes: mayores oportunidades de formación en IA, nuevos trabajos especializados y crecimiento en sectores que antes no existían.
Conclusión: un nuevo juego ya empezó — y todos deberíamos jugar con ojos abiertos
La política de Trump respecto a la IA coloca a Estados Unidos y a sus gigantes tecnológicos en el centro del tablero global.
El objetivo es claro: dominar la IA y moldear el mundo según esa ventaja.
Pero en ese impulso hay tanto riesgo como oportunidad.
Este no es un artículo para alarmar sin razón, sino para invitar a la reflexión.
Porque cuando un gobierno y unas pocas empresas deciden qué funciones tendrá la IA, también están decidiendo qué mundo vamos a construir.
Y cuando la velocidad se prioriza sobre la regulación, y el poder tecnológico se consolida sin contrapesos, la incertidumbre deja de ser opcional.
El momento de actuar es ahora: informarse, preguntar, vigilar y participar.
La tecnología avanza imparable.
La pregunta es: ¿lo hará con nosotros o sin nosotros?
Muy buen articulo si te quieres poner al dia de la politica y la tecnologia a la vez
Gracias por tu comentario. Nos alegra mucho leer estos comentarios